domingo, 4 de octubre de 2015

Un amor para ti

Las nubes grises nunca se sintieron tan bien como hoy, había algo en su forma, en su velocidad de paso, en su sublime espesor.
Te quiero así, libre. Libre para mirar el mundo a través de tus ojos, libre para decidir qué dar y qué guardar, libre para amar o para dejarte ir.
El papel nunca fue tan sabio, hasta hoy, cuando por fin me senté frente a tu antigua ventana, cuando por fin descubrí la exquisitez de pintar el mundo según los colores de tu alma.
Tu alma, cuánto podría decir de tu alma. Tan solemne, incandescente, tan neutra, pero tan compleja.
Un océano que se pinta solo, y lo haces parecer tan fácil. Un simple mortal como yo intentando conocer el fondo de aquel abismo azul en el que sumerjo mis pies para recordarme que estamos vivos, y que el amor es para decirlo,susurrarlo, o cantarlo.

Mientras caminabas echaste raíces, sin embargo nada te ató, lo tuyo era algo superior. Te miro, miro hacia afuera, el cielo de aspecto triste, la habitación iluminada por ese delicado arco-iris, ese que emana de tu fuente interna, ese que sospechas que existe porque siempre te lo dicen, pero que a veces no ves.
Despega tus ojos, sacude tus alas, quiero verte en esa nube gris que me visitó hoy por la tarde mientras tomaba un celestial té, quiero verte cuando mis dedos despeguen en las cuerdas de esta antigua guitarra, quiero verte en mis sonetos concretando las notas más dulces.

Una enredadera es poco para describir la inteligencia, y tal vez soy yo la que busca enredarse en ella todo el tiempo, o quizá es el afán de algo superior, sin embargo creo en la bella capacidad que tienes de observar el suelo bajo tus pies, es un tipo de inteligencia mística similar al otoño.
Un amor para ti, aunque haya redundado mucho.
Un amor para mi; un amor expresado, libre, suave, sin autocrítica, sin tiempo.











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