Tengo palabras bajo la manga, palabras que no dejaré fluir.
Soltar ¿qué es sano soltar?
Limitaciones arraigadas en el tiempo ¿y si fuésemos sabios para ir a favor del caudal? ¿y si fuésemos lo suficientemente fuertes para borrar la descripción promulgada a través de nuestros ojos?
Mirarse a los ojos, cuánto lo necesitamos, y tal vez esa esa la causa, la causa de nuestra enfermiza y hermética mente. La causa de nuestro patriarcal vuelco paralizador y desgarrante.
Los pensamientos corren rápido, pero no lo suficiente para alcanzar el prejuicio ¿quiénes somos para rechazar, enfatizar, encerrar? ¿quiénes somos cuando dejamos nuestra belleza interna (la verdadera autonomía) la voz tierna y sutil ?
¿Quiénes somos cuando el ego nos gobierna, cuando no aceptamos ese cálido abrazo, cuando no sabemos diferenciar entre independencia y crueldad, cuando no evolucionamos?
Grito a favor de la autonomía luminosa, esa que se asemeja a los atardeceres de abril. Grito a favor del amor, a favor la confianza, del poder aceptar, del poder crecer en la conciencia.
Necesitamos despertar, dejar de pretender, enmarcar, enjuiciar, o simplemente ignorar.
Necesitamos formar un cuerpo simbiótico; nuestra quieta mente, nuestras dulces palabras.
Todo es uno, y no podemos pretender separar lo que siempre estará unido.
Y eso, lo que está firmemente abrazado es nuestra preciosa autonomía, esa que debemos construir por la mañana cuando abrimos los ojos, esa que debemos cimentar cuando regalamos una verdadera mirada trasparente...
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