domingo, 11 de octubre de 2015

No sentir

No sentir nada, o tal vez sentir mucho.
Ojos transeúntes, tal vez esperando, tal vez aceptando.
Aceptando los deslices de la vida, la crítica interna, el deseo de perfección, el dolor de ser ajena, de ser externa.
Ajena a mi misma, a no saber qué pasa cuando las paredes de este castillo se derrumban, a no saber cómo reconstruir un alma abandonada.
¿Mi alma? me he preguntado dónde está últimamente, como cuando somos niños y perdimos nuestro juguete favorito; dolor, mucho dolor, de ese inexpresivo, ofensivo, agobiante.
Mis ojos no dicen nada, y tal vez eso está rompiendo mis hilos. El espejo no refleja a nadie, me busco, pero la sombra es lo único que obtengo. La sombra de lo que intento ser, pero que no se manifiesta, la sombra de los procesos, de lo que acepto y rechazo, de lo que tomo y dejo.
No hay reflejo, y sin embargo sé que hay algo grande, es un tipo de fe, fuerte como el paso del tiempo, dulce como la niñez, amarga como la decepción.
Creo, aunque por ahora no sea consciente ni de mi sangre, aunque haya olvidado el arte de amarme, aunque me falte desechar los restos de la antigua ciudad que habité.
No sentir nada, nada en absoluto.



lunes, 5 de octubre de 2015

Todo es uno. (Autonomía)

Tengo palabras bajo la manga, palabras que no dejaré fluir.
Soltar ¿qué es sano soltar? 
Limitaciones arraigadas en el tiempo ¿y si fuésemos sabios para ir a favor del caudal? ¿y si fuésemos lo suficientemente fuertes para borrar la descripción promulgada a través de nuestros ojos?
Mirarse a los ojos, cuánto lo necesitamos, y tal vez esa esa la causa, la causa de nuestra enfermiza y hermética mente. La causa de nuestro patriarcal vuelco paralizador y desgarrante.
Los pensamientos corren rápido, pero no lo suficiente para alcanzar el prejuicio ¿quiénes somos para rechazar, enfatizar, encerrar? ¿quiénes somos cuando dejamos nuestra belleza interna (la verdadera autonomía) la voz tierna y sutil ?
¿Quiénes somos cuando el ego nos gobierna, cuando no aceptamos ese cálido abrazo, cuando no sabemos diferenciar entre independencia y crueldad, cuando no evolucionamos?
Grito a favor de la autonomía luminosa, esa que se asemeja a los atardeceres de abril. Grito a favor del amor, a favor la confianza, del poder aceptar, del poder crecer en la conciencia.
Necesitamos despertar, dejar de pretender, enmarcar, enjuiciar, o simplemente ignorar.
Necesitamos formar un cuerpo simbiótico; nuestra quieta mente, nuestras dulces palabras. 
Todo es uno, y no podemos pretender separar lo que siempre estará unido.
Y eso, lo que está firmemente abrazado es nuestra preciosa autonomía, esa que debemos construir por la mañana cuando abrimos los ojos, esa que debemos cimentar cuando regalamos una verdadera mirada trasparente...

domingo, 4 de octubre de 2015

Un amor para ti

Las nubes grises nunca se sintieron tan bien como hoy, había algo en su forma, en su velocidad de paso, en su sublime espesor.
Te quiero así, libre. Libre para mirar el mundo a través de tus ojos, libre para decidir qué dar y qué guardar, libre para amar o para dejarte ir.
El papel nunca fue tan sabio, hasta hoy, cuando por fin me senté frente a tu antigua ventana, cuando por fin descubrí la exquisitez de pintar el mundo según los colores de tu alma.
Tu alma, cuánto podría decir de tu alma. Tan solemne, incandescente, tan neutra, pero tan compleja.
Un océano que se pinta solo, y lo haces parecer tan fácil. Un simple mortal como yo intentando conocer el fondo de aquel abismo azul en el que sumerjo mis pies para recordarme que estamos vivos, y que el amor es para decirlo,susurrarlo, o cantarlo.

Mientras caminabas echaste raíces, sin embargo nada te ató, lo tuyo era algo superior. Te miro, miro hacia afuera, el cielo de aspecto triste, la habitación iluminada por ese delicado arco-iris, ese que emana de tu fuente interna, ese que sospechas que existe porque siempre te lo dicen, pero que a veces no ves.
Despega tus ojos, sacude tus alas, quiero verte en esa nube gris que me visitó hoy por la tarde mientras tomaba un celestial té, quiero verte cuando mis dedos despeguen en las cuerdas de esta antigua guitarra, quiero verte en mis sonetos concretando las notas más dulces.

Una enredadera es poco para describir la inteligencia, y tal vez soy yo la que busca enredarse en ella todo el tiempo, o quizá es el afán de algo superior, sin embargo creo en la bella capacidad que tienes de observar el suelo bajo tus pies, es un tipo de inteligencia mística similar al otoño.
Un amor para ti, aunque haya redundado mucho.
Un amor para mi; un amor expresado, libre, suave, sin autocrítica, sin tiempo.