Aurora en el otro hemisferio

Dicen que las mejores historias nacen del dolor, sin embargo no me siento en él, 

quiero copiar en estas líneas cómo siento los rayos de sol sobre mi cuerpo cuando estoy entre dormida, cómo amo la forma pacífica y lenta de tu abrir de ojos cada mañana. 

Me siento bendecida cada instante, aunque duren milésimas, porque ¿qué sería de la vida sin esas milésimas que te quitan el aliento y te invitan a vivir con más fuerza?

Las luces colgadas sobre mi cama te dan un aspecto mate y vibrante, voy apagando mis sentidos lentamente mientras sus manos se pierden en la selva de mis curvas. sin testigos, sin fronteras.

Respiro lento en un intento de controlar mis propios límites, límites que tu conviertes en campos abiertos de lavanda. Mi cuerpo cubierto de flores se abre al calor del sol, mis dedos se estiran para alcanzar lo que nadie alcanza, mis labios modulan tu figura.

Vuelvo a la cama, sólo tengo un pendiente en forma de ángel. Ahora emprendes tu vuelo, y yo sigo extrañando cada espacio de ti, la suavidad de tu sien, el ritmo de tus frases, tu acento marcado, tu figura resplandeciente y tus labios rosa dulce.

Dime qué puedo hacer para que puedas ver lo que ahora vivo sin ti, dime qué otras líneas puedo escribir para que vuelvas sin excusas, para simplemente ser, para simplemente saborear instantes.

Mis manos intentan moldear esculturas a base del tiempo que aún reposa bajo el universo. Me siento inútil, incapaz de frenarlo. Llegarán los amaneceres que escribimos en ese dulce café?

Quiero ser siempre tu flor favorita 

quiero que beses mi mano y prometas,

que la luz del día se cuele por nuestras cortinas mientras nos miramos sin horas ni limites.

Dicen que las historias más lindas son creadas por los valientes, y yo, yo quiero tomar todo, 

dejarlo atrás, 

formar otra tierra firme, 

cambiar mis perspectivas, 

mi lengua,
 mi cultura, 

mis jardines, 

sólo con la instancia de ser tuya en las auroras del otro hemisferio.

Tuya, siempre,