Un extraño no puede ser el amor de tu vida, o tal vez sí, pero ¿qué es el amor bajo la vista de un nómada? ¿por qué nos llamamos extraños cuando ya nos miramos a los ojos?
Sí, me aproveché de la situación, pero quién no lo haría! Estabas intacto bañado por la sombra de la cortina escarlata, y yo, yo simplemente caí, me dejé llevar por la corriente del tacto, por la música de fondo, por las palabras de tu mirada. Dijiste tanto, sin embargo no lo sabías. Yo era la traductora de tu lenguaje, de tus formas asimétricas de gritar "miedo", silencios extensos llenos del ruido interno.
Una hora, yo solo restaba para el irreal final, una hora y media, y sólo quedaban los ecos del inicio. No te vayas, o llévame contigo, pero era consciente de que no había historia. Déjame en tu pecho, pero sabía que los abrazos eran de papel.
Tomé tu mano, dije adiós, pero no, no podía soltarla, pegamento divino hecho con restos de un nuevo futuro. Un camino me conducía lejos de tus sueños, no iba a estar presente, no íbamos a ser, no iba a co-crear. Pegamento del pasado me hizo soltar, correr, voltear y pensar; qué hice, por qué no lo dije! Pero qué hubiese dicho si las palabras eran cáscara, qué hubiese dicho si no había sentido, no había parada inicial, no había un nos.
Un extraño puede ser el amor de tu vida, pensé, reproché, y callé.
Dos días, y mi estómago estaba atado a tu mano. Lo sabía, tenía que volver a la pista, a tu hogar, a la tierra. Dos días, y supe que tenía que verte.
Hola, no sé qué está pasando, o tal vez lo sé, eres un río, y me gusta verte fluir, diferencia dulce, marcada, celeste, libre. No, no quiero decir "amor" cuando tenemos versiones tan diferentes ahogadas en nuestro ego. Pero sí, claro, te dejo ser, porque te conocí siendo viento, y el viento se siente en cualquier lugar. Sé, sé quien sé que eres, porque eso es amor, eso es ser extraños conocidos, eso es lo que dije en ese último roce.
Bajé quieta del recuerdo de las flores, dónde veíamos la ciudad, no quise decir nada, estaba todo a la vista. Hubo una quietud, te miré, caminé y volví a ser, nací y emprendí la ruta.
Dos semanas y soy la misma, lo vívido es lo bien vivido.
Te recuerdo viento y río, te recuerdo extraño, te recuerdo amado.