jueves, 17 de diciembre de 2015

Un extraño; eres viento y río.

Un extraño no puede ser el amor de tu vida, o tal vez sí, pero ¿qué es el amor bajo la vista de un nómada? ¿por qué nos llamamos extraños cuando ya nos miramos a los ojos?
Sí, me aproveché de la situación, pero quién no lo haría! Estabas intacto bañado por la sombra de la cortina escarlata, y yo, yo simplemente caí, me dejé llevar por la corriente del tacto, por la música de fondo, por las palabras de tu mirada. Dijiste tanto, sin embargo no lo sabías. Yo era la traductora de tu lenguaje, de tus formas asimétricas de gritar "miedo", silencios extensos llenos del ruido interno.
Una hora, yo solo restaba para el irreal final, una hora y media, y sólo quedaban los ecos del inicio. No te vayas, o llévame contigo, pero era consciente de que no había historia. Déjame en tu pecho, pero sabía que los abrazos eran de papel.
Tomé tu mano, dije adiós, pero no, no podía soltarla, pegamento divino hecho con restos de un nuevo futuro. Un camino me conducía lejos de tus sueños, no iba a estar presente, no íbamos a ser, no iba a co-crear. Pegamento del pasado me hizo soltar, correr, voltear y pensar; qué hice, por qué no lo dije! Pero qué hubiese dicho si las palabras eran cáscara, qué hubiese dicho si no había sentido, no había parada inicial, no había un nos.
Un extraño puede ser el amor de tu vida, pensé, reproché, y callé.
Dos días, y mi estómago estaba atado a tu mano. Lo sabía, tenía que volver a la pista, a tu hogar, a la tierra. Dos días, y supe que tenía que verte.
Hola, no sé qué está pasando, o tal vez lo sé, eres un río, y me gusta verte fluir, diferencia dulce, marcada, celeste, libre. No, no quiero decir "amor" cuando tenemos versiones tan diferentes ahogadas en nuestro ego. Pero sí, claro, te dejo ser, porque te conocí siendo viento, y el viento se siente en cualquier lugar. Sé, sé quien sé que eres, porque eso es amor, eso es ser extraños conocidos, eso es lo que dije en ese último roce.
Bajé quieta del recuerdo de las flores, dónde veíamos la ciudad, no quise decir nada, estaba todo a la vista. Hubo una quietud, te miré, caminé y volví a ser, nací y emprendí la ruta.
Dos semanas y soy la misma, lo vívido es lo bien vivido.
Te recuerdo viento y río, te recuerdo extraño, te recuerdo amado.



martes, 15 de diciembre de 2015

La muerte; Me extraño.

Volver atrás, anhelar la fuerza, intentar robar los minutos extintos, cegarse, borrarse.
El problema es que me estoy extrañando, estoy extrañando la imagen virtual, la forma vanidosa de formar vida, la forma inescrupulosa de adueñarme de las ideas. Me estoy extrañando más que nunca, y me duele.
Mi vista vacila entre dados del mismo número, nada cambia, y si lo hace se desarma, se transforma en un río de rabia, auto-decepción, orgullo. Ramas de un árbol que se han vuelto viejas, opacas, sin vida. Todo es producto de un mismo, pero intento buscar nuevas puertas, las enredaderas las cubren, me enmaraño y las quito, pero ¿qué hago? solo las quito por un rato, mi mente débil se apodera de mi mástil, no, no sé que he hecho. Me extraño, me acompleja, me marchita, me hace trizas.
¿Qué hice? lo vuelvo a hacer, ¿quién fui? pregunto con las manos vacías, con el alma llena, con la imagen virtual, esa que ahora está invertida. No, mis brazos y piernas no mienten, ellos hablan, ellos gritan, ellos me avisa, y yo, ¡yo qué hago! inadvertida absorbo el pasado, inadvertida entierro mis uñas a la tierra, a una tierra lejana que ya no está, a un vestido, a una fotografía.
Una máquina que no para, que no deja de respirar, que no deja respirar el hoy, que no deja ser. Me destruyo lentamente, sin embargo no lo noto hasta que estoy muerta ¿estoy realmente muerta? mi ser se agobia en el limbo del tiempo, la relatividad es la reina de la monarquía de mi vida, tiempos a desfase, tiempos que me agotan la psiquis, tiempos que me cubren, que no me dejan ver el horizonte del océano en el que floto, y no, no quiero flotar, mi barco está preparado para crear la dirección, para llegar a la preciosa isla que sueño cada noche.
Me extraño, y no estoy haciendo nada por recuperarme, me extraño con debilidad, y eso me hace tristemente miserable. Miseria denotada por la masa, masa que me deja inmóvil, avergonzada, exhausta. Me extraño, y quiero no extrañarme. Volver al hoy, botar el presente, botar el tiempo en sí mismo.
Me extraño. Volveré, aunque no sepa cómo encaminarlo. Recuperaré, aunque la muerta haya llegado. No, no hay muerte, hoy, sólo por hoy, hay vida; el extrañar.


domingo, 13 de diciembre de 2015

El silencio


El silencio me ha dado un regalo grandioso, el encontrarme en un sinfín de ecos pasados.
Busco el amor como la lluvia busca la tierra al caer, como el sol busca el arrebol al amanecer.
Estoy dentro de una dulce sinfonía que a veces me traiciona, pero que me mantiene en la búsqueda, en la curiosidad innata, en la felicidad.
Siempre esperé cambiar de forma las sombras, situaciones, y personas, creando una adaptación sintética llena de orgullo. Pero ¿quiénes somos para no dejar fluir el cause? ¿quiénes somos para intentar meter el sol dentro de un minúsculo planeta? ¿quiénes somos que no amamos, aceptamos, o escuchamos?
Atrapados en el ruido externo o interno, incapaces de percibir la vida en su esplendor. No, no intentemos callarla, escuchemos, y para escuchar, necesitamos callarnos, dejar de lado los prejuicios, obligaciones, enojos, y penas. 
Necesitamos volver a la raíz, y tal vez no a la raíz, al capullo que fuimos, a la semilla, al agua que nos hizo forjar las hojas verdes que hoy nos cubren y nos distinguen. Necesitamos volver al amor en todas sus expresiones y formas, volver a valorar lo simple, volver a sentirse dichoso con el viento frío, con las espinas de nuestro mundo interno.
El silencio me ha dado algo grandioso, el saber escuchar, el saber dónde estoy ahora y dónde estás tú.
Con mis ojos te distingo, tu alma no es más que la réplica de algo superior. Estamos hechos de lo mismo, y sin embargo nos callamos, nos dejamos hundir como madera podrida.
Somos más que la búsqueda que realizamos día tras día, somos el motivo que nos mueve.

El silencio; el amor.