domingo, 11 de mayo de 2014

Dejando ir al viento

El viento se desliza por mis manos, por mi cabello, por los espacios vacíos de mi alma.
Una leve y liviana melodía me avisa que el tiempo ha transcurrido, que debo tomar un respiro; soltar el peso que me deja inválida.
Las nubes cuelgan en el mismo lugar de siempre, cambiando de tono, de dirección. 
Intento seguirlas, leyendo a través de sus formas, escuchándolas a través de la brisa. 
Hay tanto, y tan poco.
La verdad no sé que tomar, qué dejar, o qué pensar.
Una corriente me lleva, me atrapa, me abraza, y me lastima.
Dejo ir al viento, tal como siempre supe que debía hacerlo. 
Lo dejo ir con la pena de siempre, y con la esperanza que aveces viene a visitar.

El viento se desliza tan al fondo y tan superficial. 
Quedé muda, quedé fría.
Necesito encontrar esa razón, ese motivo, esa fuerza. 
Necesito dejar ir, necesito encontrarme.

Dejando ir al viento en la dirección que siempre le correspondió.

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