jueves, 19 de septiembre de 2013

Una cajetilla vacía

Mi cajetilla está vacía. Hace un tiempo, tal vez dos meses, comencé a sentir sensaciones desconocidas, tal vez la incertidumbre azotaba mi corazón de manera sutil, no lo sé. 
El tiempo se ha hecho relativo, los colores cada vez son más son definidos. Tal vez es mi mente, mi época, mi duelo.
Septiembre siempre trae aires nuevos, respiré y exhalé. No, ya no era lo mismo.
¿Por qué? ¿Por qué los sentimientos me son insípidos? ¿Por qué la llama se apaga, las cerillas caen y yo no siento nada...? ¿Por qué?
Siento miedo, me consume el oxígeno. Camino sin sentir el relieve bajo mis pies, hablo sin pensar, callo sin escuchar. Es agobiante. Mil ráfagas de viento chocan sobre mi, me hacen pensar en lo que llevo dentro, en lo que un día estuvo tan perdido. ¿Estoy aquí? ¿Quién realmente soy?
Hace unos días el sol brilló aquí dentro, tanto que tal vez me quemó. No supe que hacer, como emprender, que decir. Solté las cerillas, y dejé que se encendiesen... fue lamentable...Se apagaron. 
Resulta que el tiempo está matando todo lo que quiero, y digo "tiempo" porque necesariamente no quiero culparme por mis errores.
 Estoy tan encerrada dentro de mi, estoy tan quieta, tan distante, que no sé como llenarme. Mi cajetilla está vacía, ya no puedo pedir deseos, no está a mi control.
 De vez en vez miro mi relejo en el agua, tengo mi escudo, tengo mi espada. Luego mis ojos rocían mi cuerpo, y ahí estoy, como una plebeya en una posadera, sin dirección, sin armadura. Soy una guerrera perdida.
Mi cajetilla está vacía, hace tiempo se extinguió...


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