Ella me dijo que el karma no existía.
18:37, tu habitación de 3mx3, el eco del video que acababas de poner, la lluvia.
Respiré, sabía lo que hacía, a qué venía, y probablemente qué quería. Y yendo aún más profundo, sabía qué recibiría; Karma.
El olor a pasta y bolognesa, Chanel N°5, la ropa en la colgadera, y yo ahí, tirada inmóvil sobre las mantas blancas.
Dos horas más tarde, cuerpos fríos, de lado, observando. Abriste la ventana, llovía más fuerte.
Me pregunté tantas cosas, pero como siempre me callé, ¿qué sacaba con discutir conmigo misma? Porque al final nunca podría contigo, siempre es un silencio perpétuo y esa noche,esa noche no vi tus ojos. Es frustrante a veces no soy capaz de pedir dejar la luz encendida, pero pensé que podrías. Ya sabes, te estiras un poco, yo veo que usas tu preferido klein negro,y yo inmóvil, dulce como siempre.
La llamada telefónica dos días después, Paris, no. Sino Lille, Francia.
- Hazlo otra vez, el Karma no existe.-Susurró ella, y yo, después de cortarle, solo abrí la ventana en un impulso de digerir mi propia mente, la moral, los valores, pero más importante; mis sentimientos.
Pensé, pensé, volví a pesar. Retomé, boté a la basura, tomé de nuevo, me arrepentí, llamé, recordé, entré en éxtasis otra vez, exhalé, recordé la mezcla de perfumes.
Días más tarde, quise llamarte,soulmate, mejor amiga, ¿qué hago? Segura? El karma es sólo mi imaginación?
Está bien, ya no te llamé porque tu Guillem está contigo, cocinando o no sé,haciendo las típicas cosas que yo también quería hacer.
Ya no importa, gracias. Ya no importa, ahora estoy en medio de Austria, leyendo la firma de todas las cosas, haciéndome compañía, amando mi cuerpo y canalizando mi energía negativa.
Qué más da, tiempo, tiempo me sobra, y el amor es sólo para cuando quieres tener un perro y establecerte como estátua.
Yo sigo, yo me mantengo a la deriva, ahí, mentalmente unida a la bolognesa, a las döners después de las jornadas de oficina, a las caminantas por la estación principial, a tus aburridos comentarios, a ti, a tus, a nuestros.
Y ya, es hora, me dispongo a dormir, pero sé en cierto modo que llegó mi hora.
Bienvenida amiga Karma, ¿qué me enseñarás hoy?