jueves, 30 de junio de 2016

Que la vida me quite


que la vida me quite amores
que la vida me quite amigos
momentos, rosas, lágrimas,
pero que no me quite el corazón.

Que la vida me quite alegrías
penas,  libertades, sonrisas,
pero que no me quite los sueños.

Que la vida me robe tus mentiras
tus palabras, tus promesas, tus fallas,
pero que no me quite mi fuerza,
pero que no me quite mi dignidad.

Me agobió, me agobiaste, 
Me saturó, me llenaste,
Nada de tu luna me hace sentir en casa,
Nada de tu alma me hace sentir mi piel.

así que, que la vida me quite tu presencia
que me quite tus actitudes, tus deslices, 
tus sabotajes, y tu egoísmo.

Me voy con la vida en rosa, con lo poco que tengo.
Que la vida me quite, que la vida me de,
pero que no me seque, que deje ser yo dentro de ésta nube...

miércoles, 8 de junio de 2016

La tumba del padre

Una llamada de invierno, una voz quebrajada, unas manos de hielo.
Un par de palabras vacías, un par de lágrimas malgastadas; otra vez, otra maldita vez.

Se suponía que debías ser el héroe, el que se quedara cantando hasta que los sueños me visitaran, el que enmudeciera ante mis insultos, el que me amara, él, el padre.

Mirando hacia abajo, contando cada ocasión, cada esperanza, cada regalo, cada desperdicio, cada flor, cada mirada.

Si pudiera tomar un ramo de aves libres de este extenso cielo, si pudiera mandarte cápsulas de fortaleza, tanques de amor, cajas llenas de flores. Si pudiera cambiar tu momento decisivo, tu niñez cruel, tus decepciones, e incluso tu matrimonio.
Explicarte que la felicidad es independencia, que las decisiones son el futuro, que los malos recuerdos son solo pasado, que la inocencia es inmune, que podemos perdonar y ser perdonados.
El perdón hacia ti mismo, la comunicación con tu alma, la capacidad de abrazar tus debilidades, la valentía de la auto aceptación, todo eso, en cierto punto te hubiese cambiado, y tal vez, sólo tal vez estarías sentado sobre placas de oro.
Nunca necesitaste nada, pero no lo sabías. 
Todos esperan ser amados, pero nadie realmente ama, y tú, inocentemente, esperaste el barco que nunca iba a llegar, te hundiste en la arena, te dejaste sabotear por tu voz interior, te dejaste ahogar.

Una caricia por tu arrugada mejilla, un par de flores sobre tu cuerpo, sobre tu tumba, ya no queda nada, y recuerdo, de tanto en tanto, la vez que me dijiste que te mantendrías vivo por mi, la vez luego de 5 años, en la que me dijiste que morirías pronto.

Y estás muerto, pero en vida. Mi corazón y cada poro de piel se despide de ti, como cuando era niña, como cuando te esperaba al lado de los columpios, como cuando no volvías, como cuando me hacías tragar cada falsa promesa.

De luto, de negro, botando la pena de quince años.
Desnuda, desechando a la niña, formando a la mujer fuerte que supo decir adiós.
De blanco, esperando que hayas pronunciado perdón al cielo...

Ahora,  solo espero frente a ésta gélida pantalla, desahogando la angustia de la llamada de hoy, una llamada traída del ártico de tu corazón, del centro del virus, de la isla decepción.



Otra vez, una vez, ésta vez...